Fundar sin fracturarse: cómo mantener fuerte tu sociedad en la startup

La relación entre cofundadores puede ser el mayor activo o el mayor riesgo de una startup. En esta entrada exploramos prácticas reales para evitar rupturas, desde cómo dividir el equity con justicia hasta cómo tener conversaciones incómodas antes de que se vuelvan irreparables. Fundar sin fracturarse es posible, si se cultiva la relación con intención, honestidad y principios compartidos.

Emprender en equipo no es muy diferente a un matrimonio: hay emociones, decisiones difíciles, retos diarios y, si no se cuida la relación, puede terminar mal.

En el mundo de las startups, las rupturas entre cofundadores son una de las principales causas de fracaso. No importa qué tan buena sea la idea, si el equipo fundador se rompe, todo el proyecto tiembla.

Por eso, esta entrada se enfoca en estrategias reales, prácticas y humanas para no fracturar la sociedad más importante de tu empresa: la relación con tu cofundador.

1. Reparto equitativo de acciones

Una de las causas más comunes de fricción entre socios es la desigualdad en la participación accionaria.

Aunque uno de los cofundadores tenga más experiencia, contactos o incluso capital, el esfuerzo emocional, operativo y creativo de levantar una startup es compartido. Si desde el inicio una de las partes se siente “menos dueña”, tarde o temprano aparecerán tensiones.

La recomendación: dividir las acciones al 50/50, o establecer acuerdos que reflejen equidad, no jerarquía.

Esto genera un sentido de corresponsabilidad y compromiso parejo. Si la idea crece, ambos ganan por igual. Y si se hunde, lo hacen juntos, sin resentimientos.

2. Comunicación constante y honesta (incluso cuando incomoda)

No basta con tener juntas de trabajo. Muchas veces los problemas entre cofundadores surgen por temas que nadie se atreve a hablar: decisiones dudosas, carga desigual de trabajo, desacuerdos personales, frustración por el rumbo de la empresa.

Tener una práctica semanal donde cada uno escriba lo que le gustó y lo que no, lo que siente, lo que le molesta y lo que le motiva, ayuda a poner sobre la mesa lo que realmente está pasando. No es terapia, es inteligencia emocional aplicada al negocio.

Escribir permite expresar sin interrumpir y leer sin defenderse. Y con el tiempo, mejora la empatía y evita acumulaciones que explotan cuando ya es tarde.

3. Compartir espacios, no solo tareas

Viajar juntos a eventos, visitar clientes o buscar inversionistas es parte del juego. Pero compartir habitación en esos viajes puede sonar incómodo… hasta que entiendes su valor: más conversaciones espontáneas, más contexto, más momentos fuera de lo operativo.

La cercanía (literal) rompe barreras. Hablar en la noche, en pijama o después de un día pesado, permite tocar temas que no salen en una sala de juntas.

Esas pláticas son las que a veces salvan una sociedad.

4. Flexibilidad en roles: haz lo que te importa

En muchas startups, al inicio uno es “el CEO” y otro es “el CTO” o “el CFO”, pero con el tiempo, esos títulos pueden volverse cárceles. Lo que realmente importa es que cada quien trabaje donde puede generar más impacto y satisfacción.

Si uno de los cofundadores se apasiona por producto, que esté ahí, aunque sea “el financiero”. Si el otro quiere estar con clientes, que lo haga, aunque sea “el técnico”.

Lo importante es que haya energía real puesta donde hay motivación, no donde lo dicta un organigrama.

5. Hablen de oportunidades antes que de problemas

Es fácil que cada reunión empiece con una lista de pendientes, errores o cosas que salieron mal. Pero eso va agotando la moral.

Cambiar la dinámica y empezar cada reunión hablando de oportunidades cambia el tono: ¿qué descubrimos esta semana?, ¿qué podríamos intentar?, ¿qué cliente dio señales positivas?, ¿qué proceso podríamos mejorar?

Eso no significa ignorar los problemas, pero sí recordarnos que estamos aquí para construir, no solo para apagar incendios.

6. Cuando haya conflicto, escriban los principios

Los desacuerdos son inevitables. Pero una de las mejores formas de resolverlos es escribir lo que ambos creen, valoran o defienden.

Por ejemplo, si están en desacuerdo sobre un aumento de sueldo para alguien del equipo, en vez de pelear por montos, escriban:

  • “Creemos en premiar el alto desempeño.”
  • “Valoramos la estabilidad financiera de la empresa.”
  • “No queremos crear inequidad en el equipo.”

A partir de eso, el camino se aclara. Ya no es un pleito de opiniones, es una búsqueda conjunta de coherencia con los valores que comparten.

7. Prepárense para lo peor (aunque no quieran)

Nadie quiere pensar en una separación, pero no tener un plan es la peor idea. Desde el inicio, definan acuerdos de vesting, cláusulas de salida y mecanismos para resolver disputas.

Esto no significa que desconfíen uno del otro. Significa que respetan tanto la relación como para cuidarla con reglas claras. Igual que un seguro: esperas no usarlo, pero si lo necesitas, te salva.

Conclusión

Fundar una empresa junto con alguien es un acto de confianza extrema. Pero el trabajo diario, las decisiones difíciles y la presión del crecimiento pueden desgastar esa relación si no se cuida con intención.

Estos consejos no son recetas mágicas. Son recordatorios humanos de que las startups no solo fallan por falta de producto, mercado o dinero… también fallan por falta de diálogo, respeto y conexión entre quienes las construyen.

Así que si estás en una startup con cofundador(a), pregúntate hoy: ¿Estamos construyendo algo que nos une o solo sobreviviendo juntos?

Referencias:

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